sábado, 22 de agosto de 2015

YO

Soy uno y muchos a la vez:
Me reparto entre ellos como el árbol en sus frutos.
El que escribe estos versos
Apenas si se habla
Con el que se resiste cada día
A ser lo que lo llaman.
El amante fogoso y el místico se esquivan mutuamente
Por miedo a contagiarse y acabar siendo el otro.
El niño culpa al hombre de mancillar sus sueños;
El hombre no se aviene a aceptar que es el viejo
Que lo mira a los ojos.
Niño y viejo se entienden, se ayudan, se protegen
De aquel que escribe versos,
Del que se niega a ser lo que lo llaman,
Del amante, del místico, del loco
Que teme envejecer.
Soy tantos a la vez en uno solo,
Que a algunos ni siquiera los conozco. 


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