domingo, 23 de agosto de 2015



La Poesía sólo habla por y para si misma,
Y usa mi voz ahora como la de otros antes.
Desde que el primer hombre alzó la vista al cielo,
Y comparó los astros con los ojos brillantes
De la mujer que amaba,
Ella inició su vuelo; abandonó el silencio;
Anidó en todas partes;
Se hizo voz y, más tarde, letras, tinta, papel.
Cuando llama a mi puerta,
Me exige que la escriba y la regale.
Que no ande presumiendo de que es mía,
Ni recorte sus alas o la encierre
En oscuros vanos copyrights.
Y que sea agradecido y generoso,
Porque no soy la fuente sino el vaso
En el que algún sediento vendrá a saciar su sed.  


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