lunes, 3 de agosto de 2015

LAS PIEDRAS


Nos gustan, adoramos, conservamos las piedras.
Por algunas perdemos la cabeza;
Matamos y morimos por ellas. 
Las usamos creyendo que son nuestras,
Alterando su forma, no su esencia.
Nos sirven de morada, de adorno, de camino;
Guardan nuestros despojos.
Y en su lucha constante con el agua y el viento,
Nos tienen por aliados, pero no por amigos.  
Ni sienten ni padecen: son frías, y para ellas
Sólo somos relámpagos, súbitas y fugaces
Presencias en su noche compacta y milenaria
Donde se juntan todas las ausencias. 


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