domingo, 10 de abril de 2011

A MI GATA














Sólo por esta vez,
No voy a hablar de ti ni de mis penas.
Aunque de amor se trata, no es humana
La que acude esta noche a que le cante.
Fue la fiel compañera de mi infancia.
Llegó una tarde, sigilosa, huraña,
A compartir conmigo su soledad, su miedo
Al golpe, a la caricia
Que igualmente nos vuelve vulnerables.
Llegó y se fue mil veces,
Dispuesta a regresar mas no a quedarse.
Así durante años habitamos
Un mundo de azoteas, cocinas y desvanes.
Niño y felino juntos,
Unidos en los juegos y en el aburrimiento
De los días invernales.
Prisioneros del frío y de la lluvia.
Ella echando de menos los tejados,
Yo el columpio del parque.
Me fui haciendo mayor y más ingrato,
Cambié el ladrillo de las azoteas
Por el oscuro asfalto de las calles,
Y la dejé olvidada en aquel mundo
De patios y azoteas.
Sólo una vez volvió para acercarse
Sigilosa y huraña como entonces,
Buscando sin pedirla una caricia,
Una palabra amable…
Ya jamás regresó hasta esta noche
Que a mi memoria acude a que le cante.



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