domingo, 10 de abril de 2011

EL DESPERTAR DE UN SUEÑO















No le hablemos al sueño para no despertarlo
Antes de que la noche se disuelva en el día.
Que perdure la magia y al susurrar un nombre,
En el crisol de un beso
Las palabras de siempre se tornen en poesía.
Sin pensar en mañanas ni en ayeres que siembren
El presente de dudas,
Ni perfumen el alma de estériles nostalgias.
Apuremos el fondo del cáliz del deseo,
Y en esa última gota de néctar o veneno,
Sin miedos ni promesas, juguémonos el alma.



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