viernes, 17 de junio de 2011

RECORDANDO MI MUERTE











Sobre un lecho de sombras y misterios,
El vientre de la noche pare al miedo.
Horrible pesadilla en la que el hombre
Sueña estando despierto.
Al frío cristal de mi ventana acude,
Como un presagio el viento.
En la estancia,
Las flores ya marchitas,
El humo de las velas y el incienso,
Mezclan su olor,
Dejando en el ambiente
Un perfume dulzón a cementerio.
Marca el reloj las tres,
Crujen los muebles,
Se estrechan las paredes
Y del techo,
Cuelga una triste araña que no sabe
Que hacer en el invierno.
Mi corazón cansado,
De repente,
Se olvidó de latir.
Busco la medicina…
No la encuentro.
Estoy solo,
La casa está vacía;
Todos se fueron
-Menos yo-,
A mi entierro.






2 comentarios:

  1. Tu poema hace reflexionar sobre la posibilidad de estar conscientes en esa transición inevitable.
    Muy bello

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  2. Qué terrible desasosiego... y sin embargo, hay algo en tus palabras que transmite una paz inevitable.

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