martes, 14 de junio de 2011

FIN DE TRAYECTO












Se levantó.
Ya era de día.
Aún la noche humeante le aguardaba en la taza.
Había pasado algo en algún sitio.
Una voz en la radio lo contaba.
Salió de casa con el tiempo justo;
Eran las siete y diez de la mañana.
Nada es más importante que la hora
En una vida activa y ordenada.
El tráfico fatal,
Ruidos y prisas.
El tercer cigarrillo,
La nausea,
La desgana de los lunes,
Y de pronto un desvió,
La tentación de hacer algo distinto,
De no seguir el rumbo establecido,
De transgredir las normas,
La llamada del campo,
De las flores,
De la tierra mojada.
El corazón acelerando el ritmo;
Un brillo inesperado en la mirada
De rebeldía,
De infantil travesura.
El volante que no supo girar
A tiempo en una curva,
Y luego… nada.




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