miércoles, 16 de septiembre de 2015


Son las 5 am. El aíre fresco de la mañana Anda empeñado En ordenar mi mesa, revolviendo papeles. Lo único que consigue Es enfriarme el café. Una tras otra Se despiden las sombras Que cada noche me acompañan; Es tarde para ellas y pronto para mí. Hace un momento tuve que ir al aseo: Me miré en el espejo Y vi, como veo siempre A estas horas, que el otro, El que está dentro, Se asombra de ser yo. Sorbo de café frío, Chupada al cigarrillo, Penúltimo bostezo; Un verso que se apaga Mientras se enciende el día Y, con desgana, Me abandono al sueño. Yo no elegí esta vida, Fue ella quien me eligió.


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