martes, 17 de abril de 2012

SI FUERAS ELLA












Recuerdo que llegabas a mis tardes
A llenarlas por otra,
Sin desvelar jamás lo que sentías, 
Resignada y paciente, ibas cubriendo
Los huecos que dejaba su ausencia, con ternura,
Justificando a la que no querías convertir en rival.
Esa ternura tuya, generosa,
Que naufragó después en mi amargura.
Ocultar el amor nos envejece;
Se nos pudre en el alma la esperanza;
 Y a ti y a mí los días se nos tornaron años.
Ahora los dos llevamos la soledad tatuada en la sonrisa,
Y un “pudo ser” y un “no será” guardados,
En el desván del corazón.
No sabes, no supones, no imaginas,
Lo que daría porque tú fueras ella,
Para poderte amar como mereces,
Sin traicionar lo que por ella siento.
No pudo ser y no será, lo sabes igual que lo sé yo.
Los dos cumplimos en distintas celdas,
Una misma condena terrible e inapelable;
La soledad perpetua. Confinados,
Tras los helados muros del silencio.  

2 comentarios:

  1. Maravilloso poema, demasiada condena para un amor tan sincero.
    Felicidades a la receptora, quien fuese ella para beber cada palabra.

    Un beso.

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