jueves, 12 de abril de 2012

A UN VIEJO AMOR
















No te conozco, amor, pero te siento
Como se siente al caudaloso río
En el que cuesta reconocer el agua.
Te contemplo, triste, desde la orilla
Sin poderte vadear o navegarte.
Has cruzado mi vida tantas veces,
Arrasando el jardín que te aguardaba,
Reseco y agostado, cual bendición tardía.
Se marchitan las plantas que regaste;
Se pudren en el lodo las semillas;
Muere de sed el ruiseñor que, antaño,
Cantó a tu paso bellas melodías.
Otros tendrán más suerte, no me aflige
Que nunca vuelvas a regar mi huerto.

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