sábado, 28 de enero de 2012

ESCRITO SOBRE CAL Y ARENA












La cal del viejo techo, en el que escribo
Con miradas de fuego o de cenizas,
Se va resquebrajando día tras día,
Ya apenas queda nada de lo escrito.
Jesucristo escribió sobre la arena,
Signos que se borraron para siempre.
Las llamas devoraron las simientes
Atesoradas en Alejandría.
No merecen salvarse del olvido,
Las palabras que junto cada noche,
Paja que se entremezcla con el trigo,
Tristeza, vanidad, dolor, reproches.
Los inviernos del alma son tan fríos,
Que hasta al amor congelan.
Sin esperanzas para hinchar las velas,
De nada sirve este verbal derroche.
A nadie va a importarle lo que digas,
Ni te salvan los versos ni la rima,
De la helada corriente que te arrastra,
Por el sinuoso cause del presente.

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