miércoles, 19 de febrero de 2014

ANGEL CAIDO














Mi nombre ayer fue luz,  hoy es oscuridad.
Aquel que no reniegue de mí al pronunciarlo,
Como yo acabará sumido en las tinieblas.
Sé bien que aquellos que pretendí elevar a lo más alto,
Contradiciendo la voluntad divina, me detestan.
Despreciables cobardes a los que, compasivo,
Revelé los secretos de la divinidad. Espantados
Ante el fruto prohibido, no quisieron ser dioses.
Ahora estáis en mis manos, desdichadas criaturas,
Lograré que ninguna de vosotras se salve.
Luzbel o Prometeo –así solíais llamarme- os hará
Pagar caro el haberlo incitado a desafiar a Dios.


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