Ya ni siquiera lágrimas
Para licuar las penas,
Para aliviar el alma.
El dolor sin sorpresa,
Se asume, se transforma
En cruz que ya no pesa;
Herida siempre abierta,
Pero que apenas sangra.
Triste que los recuerdos
Acaben siendo escarcha;
Malo cuando el silencio
No es paz sino mordaza.
El olvido no cura,
Y el corazón no quiere
ocultarse en la nada.
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