APRENDER A VIVIR

Uno muere cien veces y no aprende.

Atraviesa desiertos, pedregales,

Sufre huracanes, surca entre galernas

El tenebroso mar, pero no aprende.

Patética Ave Fénix que se quema

En la voraz hoguera del engaño,

Y renace a otra vida que cree nueva,

Sin entender que lo que no se aprende

Se vuelve a repetir , y la cadena

Del dolor, el fracaso y la tristeza,

Que con cada eslabón gana más peso,

La seguirá arrastrando hasta que aprenda.  

La nostalgia es un río

Que se alimenta de lo que perdemos.

Sembramos esperanzas y alegrías;

Cosechamos tristezas.

La noche es el epílogo del día;

El corazón el sol que alumbra y quema

Todo cuanto nos bulle en la cabeza.

Mientras, mansa la lluvia

Me va poniendo en el lugar de siempre,

Como poseso voy juntado letras

Que son recuerdos a merced del viento,

Soledades, ausencias.

SER GAVIOTA

Si yo fuera gaviota volaría

Al mar de Antofagasta,

Cuna y tumba a la vez,

Y olvidaría esta tierra

En la que todo pasa

Sin que suceda nada.

Lejos de la rutina,

Con más pena que gloria,

Porque no hay mayor gloria

Que no el no saber que pasará mañana,
Agradeciendo a diario seguir vivos.

SIN NOMBRE

Me quedé solo demasiado pronto.

Un árbol sin raíces

Soporta mal el viento y las tormentas.

Aunque la primavera suele ser generosa,

Y me regala hojas,

Alguna flor y un poco más de tiempo.

Pero ya no me engaño,

Soy la sombra difusa

De un deseo que no se cumplirá.

LAS ROSAS DE LA VIDA

Atrás quedaron las palabras,

Las miradas, los guiños, las sonrisas.

Hombre y mujer a solas, frente a frente.

Ahora los cuerpos hablan y se entienden.

El opresivo sujetador se abre,

Liberando las rosas de la vida.

NAVE VARADA

La calle larga y ancha,

-Diría que interminable-.

Que recorríamos a diario,

Junto a ruinas romanas,

A jardines con calas,

Y a una fuente con forma

De estrella de David.

Y Europa que quedaba

Justo al lado de casa.

Resulta inevitable

Que una estación de metro

Se convierta en la séptima

Maravilla del mundo,

Y que el amor te haga

Creer que estás cenando

En Roma o Buenos Aíres.

Estas naranjas muertas

Me recuerdan a aquellas

Que ayer nos regalaban

Su dulzona fragancia

Mientras se columpiaban

En las frondosas ramas.

Pero mi mano helada en el bolsillo,

Y mi boca reseca

Sin tu lengua y tus labios

Que ayer la refrescaban,

Me devuelven al mundo

En el que ya no estás

Porque eres otra,

Que no puede, no sabe

Y no quiere ser tú.

Yo, como un vulgar mago

Que renunció a la magia,

Frente a un mar tenebroso

Tras el que ya no aguardas

Hilando y deshilando

A diario la mortaja

Que nunca imaginé que serviría

Para enterrar mi amor.

Aquí, en ninguna parte,

Una vez más naufrago en la nostalgia,

Y contemplo las velas

De mi nave varada,

Mientras se pone el sol.

Alzó la vista, y en los más alto

Vio millones de estrellas.

Nada podía igualar a esa visión,

Que se quedó, por siempre,

Grabada en sus retinas;

Desde entonces es ciego.

EN EL MOMENTO EN EL QUE TODO ACABA

En el momento en el que todo acaba

Sientes como la aguja de lo real

Ensarta, una tras otra, tus mariposas blancas.

Lo que has vivido pasa a ser recuerdo,

Mientras las ilusiones se deshojan,

Y el ayer se desliga del mañana.

Como cristales rotos, las promesas,

De serlo todo pasan a ser nada.

Y el corazón herido se despierta,

En el momento en el que todo acaba.

NO TODO ESTÁ PERDIDO

¿Decir amé lo justifica todo?

No, mientras el bancal de la esperanza

Permanezca sin flores.

¿De qué sirve sembrar si nada brota?

Este sol otoñal plomizo y tibio,

Que despide a las hojas en su vuelo final,

No es el de antaño,

Cuando las ilusiones presagiaban,

Un futuro mejor.

Pero tras la muralla del invierno,

Que lento e inexorable se aproxima,

Habrá otra primavera,

Y no sabemos si será la última.

Da igual, mientras podamos

Renacer cada día

En las pupilas de la que nos ama,

No todo está perdido.

Me he quemado la vista en tantas bibliotecas,

Y vivido mil vidas en los libros.

No recuerdo el momento, allá en mi infancia,

En que me fueron reveladas las letras.

Pero hay un lenguaje que jamás aprendí:

Lo confieso con rabia y con tristeza,

No sé leerle los ojos a ninguna mujer.

LA VIDA NOS SORPRENDE

La vida nos sorprende en cada esquina y en cada corazón.

En la noche más negra aparece la luna,

Y en el día más oscuro brilla un rayo de sol.

No es vicio ni pecado aprovechar lo bueno,

Disfrutar el momento, no perder la ocasión

Pensando que mañana pasaran otros trenes,

No quedarse dormido en oscuros andenes,

Y detenerse sólo en la última estación.

¡AH DE LA VIDA!

"¡Ah de la vida! ... ¿Nadie me responde?"

Francisco de Quevedo

Yo no vivo, viví, y ahora recuerdo

Lo que sin darme cuenta he atesorado,

Tras la criba incesante del olvido.

El hoy, si acaso, lo sabré mañana,

Porque no tengo tiempo mientras vivo,

De percibir y valorar las cosas que llegan y se van,

Ni el torbellino de imágenes, palabras e ilusiones,

Que iluminan y alfombran mi camino.

¡Ah del amor! ... Y nadie me responde,

"aquí", "soy yo", "te amo", "estoy contigo".

Tan solo algún "te amé", en la memoria,

Como espiga sin grano, fuente sin agua o vela sin pabilo.

Soy una larga historia y no me acuerdo
Cuándo y por qué la he escrito.

NOSOTROS DECIDIMOS

Todo tiene un propósito:

Tú y yo desconocemos

El por qué nos reunimos una vez por semana,

Y lo que diferencia

Esas noches del resto.

Pero en alguna parte

Del Cosmos, ciertos dioses,

Juegan con nuestros nombres,

Los unen, los separan,

Y sonríen displicentes.

Escuchan lo que dices, lo que digo,

Y sopesan todas nuestras miradas.

Decidimos nosotros,

Y aunque ellos nos ayudan a elegir el camino,

Depende de nosotros,

Pero es escaso el tiempo,
Y la vida es un viaje a lo desconocido.

¡DEVOREMOS EL TIEMPO!

Sabes que nunca haremos el amor,

Porque el amor se siente, no se hace,

Y, ¿para qué engañarnos?

Tú y yo no lo sentimos.

Pero hay tanto que hacer cuando la sangre hierve,

Y el sexo se apodera de los cinco sentidos.

¿Ahora qué importan las definiciones,

La manida semántica, el espíritu?

Si los protagonistas son los besos,

Las caricias, los ayes, los gemidos.

Si hablan los cuerpos y las mentes callan,

Sobran galimatías de lo abstracto,

Los pueriles “después”, los compromisos.

Sé que lo que vivimos esta noche,

No puede, debe ni va a ser, eterno.
Por tanto, no perdamos ni un segundo. 
Esto es tangible, natural y cierto,

¡Devoremos el tiempo!

LO QUE HE ENCONTRADO EN TI

Lo que he encontrado en ti no lo hallé en otras,

Y es algo tan sencillo como esto:

Miras siempre a los ojos,

Sonríes cuando procede no estar seria.

Hablas sin prisas y escuchas con pausa,

Olvidando el reloj y los espejos.

Abres tu corazón, muestras tu alma

Sin pudor y sin miedo.

Independiente y libre, segura y sin complejos,

Guardas tu libertad como un tesoro,

Respetando la ajena. Y con tu magia

perfumas y embelleces el silencio.

Lava y nieve a la vez; mujer y diosa.

Próxima e inalcanzable; tierra y cielo.

Tentadora y sensual como una rosa

De la que me enamoran, al mirarla,

Sus espinas lo mismo que sus pétalos.

Lo que he encontrado en ti no lo hallé en otras:

mi premio fue encontrarlo y no el tenerlo.

  

ESTRENADO VIDA

Por suerte para mí tengo más vidas,

Y elijo una distinta cada día,

Según se me presente la mañana.

La que hoy me apeteció hacía ya tiempo

Que no me atrevía a usarla.

Y no me sienta mal, todo sea dicho,

De vez en cuando el verde de esperanza.

Aunque esta que hoy me he puesto

Para salir de casa,

se vea ya deslucida, me quede un tanto ancha,

Y tenga algún remiendo de sombra en la solapa,

Es la que me apetece llevar, y eso me basta.