jueves, 14 de febrero de 2013

ELLA












A Lucia Pérez Belda

Yo siempre enamorado del otoño
No había soñado amar la primavera
Hasta que tú llegaste a sembrar flores,
Y a arrancar de mi vida la tristeza.

Jardinera constante y laboriosa,
Modesta y sabia como las violetas,
Que duran más que las altivas rosas,
Sin agudas espinas que nos hieran.

Cálido fuego que alumbra mis noches,
Mientras contemplo, helado, las estrellas.
Enemiga de celos y reproches,
Amante y abnegada compañera.

Me has devuelto la fe que había perdido,
No eres la última sino la primera.



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