martes, 8 de noviembre de 2011

Y POCO MÄS











Morir, difuminarse, irse
por el fatal desagüe de la vida,
y después… ¡quién sabe qué hay después!
Apenas queda tiempo de amar,
Y en ocasiones, si hay suerte, ser amados.
Son tantos los fracasos, los duelos, las heridas,
La soledad, el silencio, las ilusiones rotas,
Entremezclando siempre comienzos y finales,
Y en un fugaz esbozo, por cierre y despedida,
Para justificarnos, con las manos vacías,
Ese último consuelo de afirmar ante todos,
Que no se sufrió en vano y que creemos,
En el amor, igual que en tantas otras
Nobles causas perdidas.

1 comentario:

  1. El tiempo de amar es el eterno, por eso justifica la vida por breve que sea nuestro paso a través de ella.Un hermoso poema que nos deja la esperanza en el amor, siempre el amor.
    ¡Un abrazo, querido poeta!

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