Recuerdo aquella noche de diciembre…
Su vestido de fiesta,
Negro y largo como ciertos pecados;
La sonrisa que invita, los ojos que prometen,
El miedo y el deseo de jugarnos el alma en un abrazo.
Fue en el Sur; Lo recuerdo, lo añoro, lo percibo.
De fondo el mar, testigo y confidente.
Y esta luna que ahora es menos luna,
Y este cielo que entonces tenía estrellas.
Las cosas en si mismas no son bellas,
Las embellece aquello que sentimos.
El día nos separó. No he vuelto a verla…
Prometimos llamarnos… No llamamos.
Sigo crucificado en esa historia…
¡Qué irresponsable y cruel es la memoria!
¡Hay amores que exceden de lo humano!
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