Qué culpa tiene uno si el otoño es tan crudo
Y la tristeza aguarda paciente en el portal cuando regresa.
Qué culpa tiene uno de que a veces las canas
Sean el blanco laurel con el que premia el tiempo a los vencidos.
Qué culpa tiene uno de que ya las mujeres,
Generosas y tiernas, le miren sólo el alma;
De no encender más fuego que el de la chimenea;
De que hayan caducado las excusas al uso.
Qué culpa tiene uno de ser el del espejo
Y de que las neuronas le bailen en los sesos.
Qué culpa tiene uno de haber nacido tarde;
De que los hospitales
Le priven de acabar con la dignidad intacta.
Qué culpa tiene uno de que antes de morirse
No le llamen al móvil
Y aparezca en pantalla el número de Dios.
Así planteado en poema, me lleva fuertemente a preguntarme y sentir cual sería mi respuesta.
ResponderEliminarEse ser interno , que a donde vaya, será una magnífica impronta de lo que vivió y decidió. El cuerpo es el polvo, el alma es la vida. Lo creo.
Gracias Tomás