El viejo parecía
estar hecho de barro.
Más que piel era arcilla
lo que lo recubría.
Sus manos, semejantes
a las raíces de un árbol,
con los años se fueron
acercando a la tierra.
Hasta que un día,
cansado de ser hombre
se convirtió en semilla
y lo enterramos.
Convertidos en semilla o polvo, renacemos en otra vida en otra parte. Hermoso poema
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