Al evocar tu nombre me maldigo
Por recordarte tanto y de tal modo
Que se me hace pequeña la memoria.
Sólo sé que aún te quiero, y no lo digo
Por revivir el fuego ya extinguido
ni por justificar nuevos fracasos;
El corazón lo tengo hoy tan vacío
Que ni siquiera tú podrías llenarlo.
Pero quizá buscando explicaciones,
Desmadejando el tiempo, halle la hora,
Y en esa hora el instante, la palabra,
La mirada o el gesto que me indique
Con una exactitud devastadora,
Por qué me desterraste de tus brazos,
Por qué me condenaste a otras mujeres;
Tal vez en ese instante, liberado
De dudas y de sombras empezara a olvidarte.
Desesperación queriendo entender los porqués. Muy bello aunque triste
ResponderEliminar