Ese pan y esa sal que necesita para seguir viviendo
El pan de la ternura sencilla y cotidiana,
La sal de comprenderlo sin pretender cambiarlo.
Porque uno se enamora hasta de los defectos,
Y cuando ama no busca el acomodo fácil.
Se entrega sin reservas, sin prejuicios, sin miedos,
Y va a anidar al corazón del otro, lo convierte en su casa,
Lo abriga, lo protege, lo respeta, lo cuida como propio.
Quien ama es consecuente, constante, generoso,
Da siempre y nunca espera recibir ningún pago.
La mayor recompensa es ver feliz a quien nos da la vida,
Porque la vida se recibe a diario y no una vez como piensan los necios.
El amor es estar, eso lo sabe aquel que siempre ha estado,
Más allá de barreras de distancia o de tiempo; el que no está no ama.
Fluir amando, sin lucha, amar la tierra que se pisa, el árbol que les de cobijo, la mano que se toma, el corazón, el gesto, la sonrisa, manías y virtudes. Amando.
ResponderEliminarFabuloso, profundo, llega.
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