Murió el árbol.
Implacables los años
Como crueles termitas
Lo fueron devorando,
Minaron su estructura,
Y al fin cayó sin más
Sobre la acera.
Sólo al verlo caer
Nos dimos cuenta
Que siempre estuvo allí,
Como una antorcha
Cautivo entre el asfalto
Y el cemento,
Solitario, sin nidos,
Mirándonos pasar
Bajo el verde suspiro
De sus hojas.
Nadie jamás
Le agradeció su sombra.
La indiferencia mata.
Darse cuente de su grandeza, como los humanos, cuando mueren..Muy bien Tomás..Para reflexionar y bello además
ResponderEliminar