Tras agotar la mía tomé prestada tu existencia,
y en ti habito seguro mientras la muerte
me continua buscando
por el húmedo vientre del invierno.
Para que no me encuentre permanece dormida;
para que no me vea no abras los ojos;
por que pase de largo no ceses en tu empeño de soñarme.
Ignoro si la engaño o sólo se divierte jugando con nosotros:
¿No ves cómo sonríe y mira hacia otro lado
fingiendo que no oye latir mi corazón?
¡Cuanta dulzura hay en tu poema!
ResponderEliminarBesos