Me he quemado la vista en tantas bibliotecas,
Y vivido mil vidas en los libros.
No recuerdo el momento, allá en mi infancia,
En que me fueron reveladas las letras.
Pero hay un lenguaje que jamás aprendí:
Lo confieso con rabia y con tristeza,
No sé leerle los ojos a ninguna mujer.
Bonita confesión...
ResponderEliminarBesos