Del seno de la noche,
Humildes y obedientes,
Van surgiendo las sílabas.
El lápiz, laborioso,
Las agrupa en palabras.
Y la imaginación las va afinando
Cual cuerdas de guitarra.
Por eso la poesía,
Como cualquier ser vivo,
No es creada, renace.
Y hay que leerla en voz alta,
Para que suene, vibre,
Y acaricie el oído
Del que quiera escucharla.
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