Sé bien que se me ha ido la vida tratando en vano de retener el viento.
Ahora ya es demasiado tarde para cambiar las cosas que hice
mal.
El presente es lo único que tengo, y más allá no hay nada o
apenas nada.
Lentamente voy apagando luces, desechando recuerdos,
cerrando a cal y canto
Las puertas y ventanas que quedaron abiertas, y aguardando a
que llegue
Ese fatal momento, en el que la memoria se nos queda vacía,
y se rompen
Sin ruido, los cristales del tiempo. Antes que las palabras
se conviertan en piedras,
Y un helado silencio cubra cuanto he vivido, quiero dejar
constancia ante Dios
Y ante ella, de que todo fue cierto, de que no quise
herirla, de que nunca he mentido.
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