Tu aliento, como brisa cálida y perfumada,
recorre en mi memoria los prados del silencio.
No es temprano ni tarde: este tiempo inmedible,
ajeno a los relojes, es tan fugaz que llega a ser eterno.
Como el hielo en mi copa, lentamente,
se diluye tu adiós en mis recuerdos:
Y ya no sé si estás o si te has ido,
mientras sigo soñando que te sueño.
mientras sigo soñando que te sueño.
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