Con plantar el rosal no creas la rosa,
Que siendo criatura tan hermosa
obra es de Dios, y las humanas manos
Sólo crean ilusiones, sueños vanos.
Se convierte la oruga en mariposa
Tras arrastrarse humilde por la rama,
Y es su naturaleza prodigiosa
Y no tus versos quien le otorga fama.
Agradece poder ser jardinero
Y notario de tales maravillas
Sin confundir palabras con semillas,
Que es necio e imperdonable desafuero
Equiparar, ufano y altanero,
La luz del Sol con la de las cerillas.
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