A estas horas, de las cumbres más altas descienden los
silencios,
Como una espesa niebla, huérfana de palabras.
Aquel que no hemos sido, que no somos, que ya jamás seremos,
Se nos viene de pronto a la conciencia como un destello que
fugaz se apaga.
Cuántas preguntas sin respuestas yacen,
En un alud interminable y denso que recubre los páramos del
alma.
Las huellas que el presente va borrando para evitar
regresos,
Nos dejan indefensos frente al alba del nuevo día,
Vana promesa que cuando se cumple nos arranca de cuajo la
esperanza.
Náufragos del presente, deudores del pasado, soñando ese
futuro
Que no llega a restañar heridas, y no asegura nada.
Somos hojas del árbol de la vida, que el tiempo hace caer de
alguna rama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario