Surge del mar,
Del vientre de las olas,
La voz del dios,
Que arrulla y sobresalta,
Ecos de milenarias caracolas
Llegan hasta la orilla.
Son la eterna llamada,
Del abismo que aguarda
Paciente, mi regreso.
Cuando decida irme,
Dejaré sólo huellas en la playa,
Y un simple adiós,
Que unas gaviotas blancas,
Escribirán sobre el azul del cielo.
Hermosas voces de arrullo que te recuerdan siempre. Muy bello Tomás
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