Antes que yo ya lo dijeron otros:
No amo las palabras,
Porque amarlas sería
Amar la superficie de las cosas,
El envase vacío,
La cáscara y no el fruto.
De niño las usaba
Para que me quisieran,
Y ahora, aprendiz de adulto,
Las uso para que no me olviden.
Pero no me enamora su belleza
En el papel o el aire,
Si no lo que me acercan
Al oído o la retina,
Cual botellas preñadas de mensajes.
Por eso no las culpo si me mienten
o me abren el costado,
Ni las subo a un altar si me acarician
Con verdades o halagos.
Sólo son herramientas al servicio
De necios y de sabios.
Las respeto y las cuido con esmero;
Las utilizo pero no las amo.
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