La muerte es una puta descarnada y reseca
Que nos chupa la sangre y la memoria.
Cobra en especies sus abrazos de sombra,
Sus besos de silencio, sus caricias de olvido.
Yo sé que últimamente me mira con lascivia
Me sigue a todas partes como una perra en celo.
Mas sé también que en vano la aparto y me resisto,
Y que antes o después, harto de todo, acabaré cediendo.
En un motel oscuro y apartado joderemos en un lecho de
mármol.
Acostarse con ella es incestuoso, porque somos sus hijos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario