La luna se despierta con bostezos de olas
Allá en el horizonte, donde anidan mis sueños.
Y sonríe al levantarse de su lecho de espuma.
Con su vestido rojo, bordado en gris marengo.
Ya sé que hay otras lunas: la de Borges y Lorca,
La de Paz y Neruda, la Selene del griego.
Pero esta es sólo mía y por eso le canto,
Ya que, aún siendo la misma, todos tenemos una.
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