HOMBRE Y VERBO

Escribo, porque también soy verbo,

Y al conjugar lo que hago y siento, vivo.

Todos somos mineros de adjetivos;

lunas de ciertos nombres

que nos atraen irremediablemente.

Con las mejores flores de mi vocabulario,

Inmarcesibles, frescas y olorosas,

Voy cubriendo la senda que recorres a diario.

Me adentro en los jardines del idioma;

Busco incansable por los diccionarios;

Persigo el eco de tu voz en vano,

Y regreso con nuevos materiales,

Para erigir, a tu memoria, altares,

En los que nunca estás.  

LA PAZ

La paz, siempre la paz.

No la que algunos pretenden conseguir,

hecha de imposiciones o renuncias,

Ni la que sirve de trinchera al miedo.

La paz que se comparte;

La que destilan amorosos besos.

La paz que es consecuencia de la vida,

No de la fría quietud de un cementerio.

La que siembra esperanzas e ilusiones,

La que nos fortalece y nos inflama,

Y no la revestida de ausencias y reproches.

La paz que se disfruta en compañía,

No la otra, esquiva, intransigente, huraña.

La que es túnica al viento y no sudario.

La paz, siempre la paz,

La que ilumina el corazón del justo,

La que cura y no daña.

   

DIGAN DE MI

Digan de mí que no he vivido en vano;

Que amé cuanto es posible amar,

Sin egoísmos, mentiras ni chantajes.

Digan de mí que he visto mil auroras,

Diez mil atardeceres, y que he hablado,

Noche tras noche, a solas con la luna.

Digan que ni fui bueno ni fui malo;

Que pocas veces me sonrió la suerte;

Y que correspondí a lo que me dieron,

Por más que hay deudas que jamás se pagan.

Digan que fui feliz (que no sea cierto

Carece de importancia;  al menos lo intenté).

Que he sido amigo de mis amigos, siempre.

Que para ser yo mismo renuncié a tantas cosas,

Y en algunos momentos de mi azarosa vida,

(Para asombro de muchos) por desgracia, lo fui.

MAÑANA SALDRA EL SOL

Mañana saldrá el sol por el oriente,

Y hará recuento; le faltará una

De las criaturas que dejó al ponerse,

Esa que echo de menos,

La que siempre lo recibió gozosa,

Día tras día, robando horas al sueño.

De nada en esta vida somos dueños;

Solemos llamar nuestro a lo prestado;

Ni aún a nosotros mismos nos tenemos,

Y al decir “hoy” ya hablamos en pasado.

Llamar muerte a la ley que nos iguala

Más allá de los vanos oropeles

Y temerla, es absurdo e inconsecuente,

Porque pendemos todos del presente

Como frágiles hojas de una rama.

Esclavos de las formas que nos hacen

Creernos distintos y soñar en vano

Con perdurar, en vez de ser concientes

De como el río del tiempo nos arrastra

Hacia el final para que otros comiencen.

Ella no está, mi corazón lo sabe,

Porque la noche es más oscura y fría;

Pero por cada tumba existe un vientre,

Capaz de devolvernos la esperanza.

JUEGOS DE AMOR

Cierro mi corazón con recuerdos y penas,

Porque jamás escapes de su centro,

En el que un día reinaste; donde aún reinas,

Sin cetro, sin corona y a tu pesar (lo sé),

Pero el olvido no logrará vencer los sentimientos.

Sé que me quieres aunque tú no quieras

Quererme tanto como yo te quiero.

El resto son historias; hilvanadas promesas

A destiempo. Locas apuestas que uno va perdiendo

Sobre el verde tapete de la fe y la esperanza.

Pero el amor es un absurdo juego,

Donde el que pierde gana, y viceversa.

Si al que arriesgó le queda la tristeza

De esa funesta carta que selló su derrota;

Al vencedor, los ases le deparan

La soledad, el silencio, y por ganancia,

Un gris puñado de ilusiones rotas.

LA UNICA RESPUESTA

Se van los vivos y se van los muertos.

Son tantas las ausencias que mi vida,

Es una interminable colección de agujeros,

Oscuros y profundos, que rebozan silencio.

Arrastro resignado esta larga y pesada cadena,

Día tras día, añadiéndole nuevos eslabones;

Cada uno lleva impreso una fecha y un nombre.

Si malgasto las horas presagiando reencuentros;

Si me entrego a esos sueños que la realidad niega,

Y el tiempo hace imposibles los regresos,

¿A qué seguir sumando deserciones a la insufrible lista?

¿Más dolor al dolor, más cansancio al cansancio?

Mientras escribo esto, presiento que la vida

Me aguarda y me sonríe, comprensiva y paciente,

Con la única respuesta sensata a mis preguntas:

Acéptame, no dudes y no pienses.    

HASTA SIEMPRE

          

A Matilde López Camelo

Nos queda su sonrisa, su corazón de nido,

Sus palabras sencillas como briznas de hierba.

Nos queda la esperanza de un futuro reencuentro,

De compartir con ella otro mágico sueño.

Se acabo el ver la vida a través de sus ojos;

Ya no podrá, paciente, curarnos las heridas,

Generosa nos deja en herencia sus versos,

Y el maternal cariño de una madre tranquila.

Flores como Matilde nos las corta la muerte,

Regresan a la tierra cual doradas semillas.

SI FUERAS ELLA

Recuerdo que llegabas a mis tardes

A llenarlas por otra,

Sin desvelar jamás lo que sentías, 

Resignada y paciente, ibas cubriendo

Los huecos que dejaba su ausencia, con ternura,

Justificando a la que no querías convertir en rival.

Esa ternura tuya, generosa,

Que naufragó después en mi amargura.

Ocultar el amor nos envejece;

Se nos pudre en el alma la esperanza;

 Y a ti y a mí los días se nos tornaron años.

Ahora los dos llevamos la soledad tatuada en la sonrisa,

Y un “pudo ser” y un “no será” guardados,

En el desván del corazón.

No sabes, no supones, no imaginas,

Lo que daría porque tú fueras ella,

Para poderte amar como mereces,

Sin traicionar lo que por ella siento.

No pudo ser y no será, lo sabes igual que lo sé yo.

Los dos cumplimos en distintas celdas,

Una misma condena terrible e inapelable;

La soledad perpetua. Confinados,

Tras los helados muros del silencio.  

HAIKU 18

Sobre el oscuro asfalto,

Plumas y sangre.

Otro nido vacío.

  

SOÑAR LA VIDA

Estoy soñando que sueño

Despierto, y estoy dormido.

Soñar siempre el mismo sueño,

Es quedarse suspendido

Sin red, sobre lo imposible,

Que es la boca del olvido.

Estoy soñando vivir,

Lo que ni sueño ni vivo.

Lo mismo que aquella noria

Que vi girar sobre un río

Reseco, sin esperanzas

De mover ningún molino,

Voy del presente al pasado,

Por el sinuoso camino

De la memoria, y regreso

Siempre más solo y vacío.

No vive quien tanto sueña

Con aquello que ha perdido,

Y prefiere anteponer

Lo soñado a lo vivido.

A UN VIEJO AMOR

No te conozco, amor, pero te siento

Como se siente al caudaloso río

En el que cuesta reconocer el agua.

Te contemplo, triste, desde la orilla

Sin poderte vadear o navegarte.

Has cruzado mi vida tantas veces,

Arrasando el jardín que te aguardaba,

Reseco y agostado, cual bendición tardía.

Se marchitan las plantas que regaste;

Se pudren en el lodo las semillas;

Muere de sed el ruiseñor que, antaño,

Cantó a tu paso bellas melodías.

Otros tendrán más suerte, no me aflige

Que nunca vuelvas a regar mi huerto.

LOS SUEÑOS

Cada noche repaso

Mi colección de sueños.

Se engañan los que afirman

Que son gratis. No es cierto.

Cada uno de los míos

Me costo un alto precio.

Muchos los he pagado,

Y algunos aún los debo.

Pero aunque son muy caros,

Ahora que estoy despierto,

Me gusta recordarlos,

Para soñar que puedo

Volver a ser el mismo

De ayer, cuando la vida

Era un largo sendero

Bordeado de promesas.